lunes, 27 de junio de 2011

Piedra por camisa (hermanamiento tantócrono)

Wínnappu está a tiro de piedra si la piedra la tira un niño.

Saliendo de Chimbacuaya por la campa grande, al final del camino que lleva al río, hay un árbol enorme, aunque nadie sabe si es olmo, arce o platanero del Kurdistán. No pertenece a Chimbacuaya, pues aquí sólo la gente es particular; las cosas y el entorno, al ser normales, nos mantienen amarrados al mundo.
Bien. Wínnappu está a tiro de piedra a través del árbol.
Tome un niño pequeño, dele una piedra y sitúelo frente al árbol. Si el niño tira la piedra con un mínimo de puntería, la verá desaparecer a través del olmo. Luego, tras una breve espera observando el arce, verá usted cómo, desde las tripas astillosas del platanero surge una bola informe de tela. Es una camisa de cuadros, arrugada y envuelta en una camiseta blanca.
El árbol es de Wínnappu. Sólo allí suceden cosas tan extrañas. Sólo allí cuelgan carteles de los árboles. Carteles que dicen “árbol de Wínnappu.
Si la piedra la tira un adulto hay que agacharse, porque ésta vuelve por detrás y le golpea en la espalda o en la cabeza; señal de que hay otro árbol de Wínnappu en Chimbacuaya.
No hemos probado a guardar la piedra y tirar el niño.

lunes, 20 de junio de 2011

Requiem pro Clarence Clemons


Si yo hubiera sido tan negro
y tan brillante,
si hubiera sido enorme
y tan grande,
si hubiera sido,
en fin,
esa buena
parte del saxo;
habría sido,
tal vez,
similar a las 260 libras
mejor utilizadas
de la historia del rock.


viernes, 10 de junio de 2011

Objetivos 2011

¿Y cuándo será el incendio? Debo planificarlo.
Sé dónde: En el supermercado junto al colegio. Necesito niños indefensos y madres histéricas; víctimas baratas.
De noche. Quiero fotos nocturnas, flashes. En invierno anochece pronto. Hacia las cinco el colegio estará abarrotado. ¡Diciembre, claro! Buenas fechas, entrañables, tiernas. Dejaré la chaqueta en el coche y saltaré a través de alguna ventana. Luego debo aparecer, despacio, con una niña en brazos; dejar que me fotografíen. Un héroe. Me ascenderán. Ya no tendré que ir en el asiento de atrás. Seré el nuevo conductor del Coche Tres. Y ¡úa, úa, úa!; ¡fuego, bomberos! Tocaré la sirena cuando quiera.

sábado, 4 de junio de 2011

Me dijo Wurlington (y II)

Dice Wurlington que la astronomía escapa fuera de su conocimiento y de sus intereses, y que, por lo tanto, carece de fundamento. Dice que, aunque fuera posible, él sería incapaz de sentarse en el borde mismo de un agujero negro, porque la única forma de acercarse a un punto de gravedad total sin ser devorado es dejar de creer que ese punto existe. Sólo entonces podría uno sentarse al borde del abismo. Aunque luego caería en la cuenta de que uno está al borde de un agujero que no es. Tras lo cual, ante la evidencia de que no puede uno estar sentado ante algo que no existe, sería absorbido por la nada, es decir, por el agujero negro.